Actualmente, muchas empresas utilizan Design Thinking como herramienta de soporte en el proceso de toma de decisiones. Conozca este método y vea cómo aplicarlo a su negocio.
¿Qué es el Design Thinking?
¿Sabía que el Design Thinking puede ser la clave para innovar su PYME? Este proceso de lógica creativa se distingue no sólo por colocar a las personas en el centro de las soluciones, sino también por otorgarle al trabajo colaborativo un papel destacado en la búsqueda de las respuestas correctas para cada problema. Se trata, pues, de una herramienta de apoyo a la hora de tomar decisiones que no debe ignorarse en absoluto.
El principio fundamental del Design Thinking es simple: llegar a la raíz del problema viendo el mundo a través de los ojos de otras personas. Sólo así se encontrarán las mejores respuestas para todos los problemas y desafíos que las PYMES enfrentan diariamente. Por otra parte, este es el enfoque que puede –y debe– realizar a toda la organización, sobre todo en aquellas áreas en donde se registren obstáculos a la hora de innovar.
La realidad nos demuestra que no existe en ningún lugar del mundo un gerente que no quiera estar al menos un paso por delante de la competencia. Para ello, es fundamental abordar una cuestión clave: cómo tomar las mejores decisiones. El proceso de Design Thinking ayuda a mejorar la toma de decisiones, ya que ofrece una forma de obtener soluciones que nadie más puede encontrar: soluciones únicas, que marcan la diferencia para sus clientes, y así sucesivamente.
¿Qué beneficios tiene el Design Thinking cuando se aplica a los negocios?
Si tuviésemos que definir esta metodología en una frase, sería así: el Design Thinking es un enfoque lógico para el desarrollo y la creación de ideas innovadoras, de cambio y de soluciones a problemas complicados, y que se basa en un proceso centrado en actividades que enfatizan el trabajo en equipo y en la creación colectiva.
Los gerentes de las PYMES se enfrentan todos los días a diversos desafíos y a menudo optan por cargarlos sobre sus espaldas. Sin embargo, la presión y el miedo a equivocarse pueden ser malos consejeros a la hora de decidir. Cualquiera que sea la naturaleza del problema, el Design Thinking ayuda a encontrar el faro que nos guiará por la ruta correcta. Se trata de un enfoque que contribuye a que el proceso de toma de decisiones sea más claro y permita elegir entre todas las opciones disponibles.
Es por ello que no es extraño que diversas multinacionales como Nike, Airbnb, Google o hasta Apple lo utilicen para resolver problemas y maximizar gastos.
¿Cuáles son las cinco etapas del Design Thinking?
El Design Thinking contempla cinco etapas que no siempre son secuenciales; incluso, pueden ejecutarse en paralelo, en distinto orden y repetirse de forma iterativa. Por ende, debemos verlas como diferentes enfoques que contribuyen a un todo, cuyo objetivo máximo es obtener una comprensión tan profunda como sea posible sobre el producto y sus usuarios.
1. Empatía: ponerse en el lugar de los usuarios.
Esta primera etapa tiene como objetivo lograr una comprensión empática del problema que se está tratando de resolver. Para ello, normalmente, se realizan investigaciones entre los usuarios. La empatía es un elemento crucial en cualquier proceso de diseño que se centre en las personas, ya que le permitirá colocarse en el lado de las ideas y convicciones sobre el mundo que tienen los usuarios y obtener una visión real frente a sus necesidades.
2. Definición: identificar necesidades y problemas.
La segunda etapa del proceso de Design Thinking le permitirá trabajar sobre la información acumulada que creó y reunió durante la etapa anterior. Este es el momento para analizar sus observaciones y sintetizarlas para definir los principales problemas que usted y su equipo hayan identificados. Siempre debe tratar de definir el problema de manera tal que tenga como centro a las personas.
3: Idealización: desafiar y crear ideas.
A medida que alcanzan esta tercera etapa del proceso del Design Thinking, los diseñadores ya estarán listos para generar ideas. El sólido historial de conocimiento acumulado en las dos primeras etapas le dará las herramientas necesarias para empezar a pensar “fuera de la caja”, buscando formas alternativas de visualizar el problema e identificando soluciones innovadoras para la resolución del problema en cuestión.
4: Prototipo: comenzar a crear soluciones.
Esta es una etapa experimental cuyo objetivo es planificar la mejor solución posible para cada uno de los problemas identificados durante las tres primeras etapas del proceso de Design Thinking. Los distintos equipos encargados del proyecto pueden producir varias versiones del producto a escala reducida y de bajo coste (o de funcionalidades específicas del producto) para investigar y evaluar el éxito de las soluciones generadas en la etapa anterior.
5: Evaluación: poner las soluciones en práctica.
Los “diseñadores” evalúan el producto completo exhaustivamente usando las mejores soluciones identificadas en el prototipo. En un proceso iterativo como el del Design Thinking, los resultados generados se utilizan para resolver problemas adicionales. Por ejemplo, los “diseñadores” pueden optar por volver a las etapas anteriores para crear nuevas iteraciones, hacer cambios o aplicar mejoras para descartar soluciones alternativas.
¿Cómo pueden las PYMES beneficiarse del Design Thinking?
Si bien hacer un análisis completo antes de tomar cada decisión puede parecer muy costoso, de hecho no lo es, por ello vale la pena intentarlo. Con la práctica verá que al tomar decisiones empáticas, fundamentadas en las percepciones de sus clientes o usuarios, será mucho más fácil proporcionarles una buena experiencia. Esto hará que los usuarios repitan la compra, sean fieles a una comunidad cada vez mayor y reforzará la reputación de su empresa.
El Design Thinking es fácil de adaptar a la dimensión de cada empresa y no tiene nada que ver con recursos, facturación, dinero o número de colaboradores. Tiene que ver con el modo en que usamos lo que ya tenemos a nuestro alcance, y que a veces es ignorado: la masa crítica presente en cada uno de nosotros.
Por otra parte, y a modo de conclusión: aunque el término comience con la palabra “diseño”, se trata más de una fuerza de expresión que propiamente algo que sea exclusivo del diseño. Por ejemplo, en Liqui.do usamos este método para obtener nuevas funcionalidades y productos y, modestia aparte, nos ha ayudado a ¡hacer un buen trabajo!